Presentación
Hoy en día evocar la profesión de la ingeniería implica considerar su participación en escenarios sociales, tecnológicos y ambientales diversos, cuya convergencia se encuentra en un constante movimiento y configuración. Se trata de un escenario complejo que trae consigo constantes reconfiguraciones al perfil de egreso de los ingenieros, orientado a la solución de los problemas cada vez más retadores.
Se trata de una evolución vertiginosa, que nos invita a una constante adaptación. Por ejemplo, cuando diseñábamos una ciudad anteriormente, la preocupación era precisamente el diseño de las diferentes estructuras (edificios, acueductos, vías). Hoy en día, cuando pensamos en una ciudad inteligente además de esos aspectos, se deben tener en cuenta una significativa variedad de elementos tecnológicos, ambientales y sociales. Esta realidad podría llevarse a cualquier escenario en el que la ingeniería tenga un papel central, por lo tanto se hace necesario que desde las facultades, escuelas y programas de ingeniería se analicen estas realidades y se garanticen profesionales con las capacidades técnicas y humanas para atenderlas. Para ello, la reflexión desde una mirada desde lo curricular, lo tecnológico y lo ambiental se vuelven inminentes, pero no de manera desarticulada sino como un sistema complejo y plenamente integrado, con la finalidad de garantizar la asertividad de la formación de nuestros ingenieros.
Respecto a la perspectiva curricular, se abre la posibilidad de analizar desde todas las aristas del quehacer educativo de las facultades, escuelas y programas de ingeniería, la concepción de la profesión, los nuevos modelos curriculares, la de nuevos perfiles y competencias profesionales, entre otros, para garantizar un sólido proceso educativo, donde los conocimientos básicos sean el sustento para la solución de los problemas propios de su disciplina, de forma creativa, innovadora, generando valor agregado, de forma interdisciplinar y teniendo en cuenta las habilidades emergentes. Todo ello considerando además la participación efectiva del sector productivo a través del trabajo articulado, logrando así el egreso de ingenieros sólidos tanto en su formación académica como en el desarrollo de las habilidades necesarias para el buen desempeño profesional.
Considerando que esta perspectiva involucra los elementos políticos, económicos, sociales y culturales que rodean a las instituciones, deberá ser motivo de interés la constante vinculación entre el contexto, el currículum y los planes de estudio, pues a través de éstos últimos es como se materializa la intención formativa.
Con la tecnología avanzando a una velocidad y escala incomparables, el proceso por el cual las instituciones educativas desarrollan y adoptan nuevos planes de estudio ya no avanza lo suficientemente rápido como para preparar a los jóvenes para el futuro del trabajo. Los procesos de desarrollo e implementación del currículo a menudo toman años y pueden decidirse sin la participación de los empleadores locales o regionales. Consumen tanto tiempo que incluso las habilidades y la información de vanguardia pueden quedar obsoletas cuando se adopta el nuevo plan de estudios…[1]
Sobre la tecnología, es importante entender que su velocidad no tiene límites y los ingenieros tienen que estar a la vanguardia de la gestión tecnológica, de su evolución y de sus cambios. Por un lado, la ingeniería y los ingenieros deben ser protagonistas de los desarrollos tecnológicos y no simples usuarios de la tecnología, teniendo en cuenta las necesidades de la sociedad y el desarrollo económico de las regiones, de su país y del mundo. Además, deben pensarse en los nuevos retos y brechas que la tecnología puede generar: retos éticos con el manejo y seguridad de la información, los límites a la privacidad, generación de nuevas brechas[2], el respeto por la naturaleza, entre otros muchos aspectos.
Es necesario entender que todos los cambios que estamos viviendo, tecnológicos, sociales, económicos, de salud, tendrán un gran impacto en el medio ambiente y la ingeniería no puede ser ajena a ellos. Por ejemplo, hasta hace un tiempo los temas de cambio climático se limitaban a pensar en que se iba a subir el nivel del mar y afectar a las ciudades costeras (tema que de paso es muy importante). Hoy nos damos cuenta que va mucho más allá, generando desastres nunca vistos hasta llegar a pensar que los sistemas financieros y productivos podrán ser afectados. Esta situación en la ingeniería es más notoria, porque independiente de la disciplina, toda nuestra actividad impactará el ambiente y es por ello que debemos promover desde la formación y desarrollar nuestro quehacer profesional atendiendo los mensajes de la naturaleza.
Es de resaltar que todo lo mencionado debe entenderse y analizarse de forma conjunta y que desde las facultades, escuelas y programas de ingeniería se debe propender por incorporarlos en todos los momentos del proceso de formación, teniendo en cuenta elementos tan importantes como la diversidad, la equidad de género, la inclusión, aceptar las diferencias de pensamiento, el ejercicio ético de la profesión, entre otros, para lograr un desarrollo equilibrado en bien de la humanidad.
Texto elaborado en colaboración con Adriana Castillo Rosas, del Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica (CIIDET), México.
[1] https://www.weforum.org/agenda/2019/01/how-to-bring-school-curricula-up-to-speed/, traducción libre.
[2] Con referencia a: https://www.weforum.org/agenda/2021/11/rebuilding-digital-trust-for-a-cyber-inclusive-future/